domingo, 4 de noviembre de 2012

Me la suda tu fe (I)

Hola.

Esto va a ir de religión y ateísmo. Si eres muy susceptible, mejor!!!

Cuando era pequeño, como casi todo el mundo, recibí de mis mayores (familia, vecinos, profesores, la sociedad en general) cierta formación religiosa. En el colegio, algunos años asistía a clases de religión y otros no. Entonces (supongo que ahora también) se podía elegir.

El caso es que como todos los niños, me creía todo lo que me contaban. Aunque siempre había algo… algo que no encajaba en toda esa historia extraña de fantasmas, espíritus invisibles, zombies que se levantan después de muertos, vampiros que beben la sangre de su líder, gente con poderes para hacer milagros… No me parecía… real. Nada de lo que veía a mi alrededor apuntaba a que eso fuera cierto. Aún así, uno se lo cree, aunque sea de tanto oírlo. Todos los adultos no pueden estar locos, ¿no?

Iba a misa de niños. Lo recuerdo muy bien. Cómo me reía con Ramón. Fuasss. Y en misa de niños se cantaban canciones (que luego descubrí que eran de Los Beatles). Me lo pasé bien hasta que dejé de pasármelo bien. No se, me aburrí. No fue una gran pérdida. Supongo que yo era un caso perdido desde el principio, pero oye, lo intentaron.

El caso es que hice la comunión y todo. Fui a catequesis, me aprendí el padre nuestro (el antiguo), tuve mi fiesta, mi reloj Casio; en fin, el lote completo. Y ya por entonces empezaba a dudar de que todo aquello tuviera algo más que cartón-piedra. Seguía sin ver al rey vestido. Siempre lo veía desnudo. Y nadie decía nada.

Cuando íbamos al pueblo de vacaciones había que ir a misa. Como yo no quería, las mujeres del pueblo que me veían por la calle me decían que dios me veía, y que no le gustaba que no fuera a misa, que me iba a castigar. Y eso fue, según lo recuerdo yo, el punto de inflexión. Esa tarde de sol en un pueblito de Córdoba lo vi claro: no me gustaba ese dios que perdía el tiempo en mirar desde arriba cómo yo me quedaba en la plaza jugando con un botijo, con el ceño fruncido y pensando en cómo castigarme… Que le dieran! Ese día apostaté de la religión católica.

No hay derecho… meterle miedo a un niño pequeño.

Con el tiempo, y siempre observando la realidad en busca de un contraejemplo (por si acaso, nunca se sabe), pasé de pensar en dios con recelo y resentimiento a directamente no creérmelo. En el terreno religioso, pasé de ser escéptico a ser ateo.

Oh, con 15 años ya era un ateo bastante experimentado. Menos mal. Bastante difícil fue ya la adolescencia por sí sola como para mezclarla con doctrinas de gentes que veneran muñecos acribillados a flechazos clavados en un árbol. ¡La religión católica ha sido siempre tan alegre!

Y aquí estoy, muchos años después, sin echar de menos la religión, la iglesia, y sus muñecos de cartón piedra.

¿Es todo esto importante? ¿¿CON LA QUE ESTÁ CAYENDO?? Pues oye, a cada uno le parece importante lo que le parece importante a cada uno, y este es mi blog.


fuckThisGuy


Una de los debates que siempre me han fascinado es el que enfrenta dos teorías: la de la evolución y la del creacionismo.

Ya sabéis, la teoría de la evolución es la de Darwin, posteriormente mejorada y en continua remodelación y que todavía se investiga científicamente, pero que básicamente explica que los pequeños cambios genéticos a lo largo de generaciones y generaciones de organismos vivos combinados con la selección natural, ha desembocado en las especies que pueblan La Tierra.

La teoría del creacionismo sin embargo se sustenta en que un ser superior creó todo tal y como está ahora, incluyendo plantas, animales, la tierra, el mar y el cielo. Sobretodo se centra en que todo fue creado para adecuarlo a las necesidades del hombre.

Ambas teorías tienen seguidores y todos aportan sus pruebas para reforzarlas. Aunque hay de todo, como en la viña del señor, por lo general los ateos creen en la evolución, mientras que los religiosos que tienen a un dios todopoderoso como referente suelen apoyar el creacionismo.

A mí me convence más la teoría de la evolución. Y lo aclaro, porque aunque a muchos nos pueda parecer obvio, lo cierto es que para otros muchos no lo es.

En otra entrada hablaré sobre las pruebas que aportan los creacionistas para abalar su teoría. Y en otra posterior hablaré de lo en serio que se toman los religiosos a los ateos (y al revés).

No os lo perdáis. Os hará pensar. Habrá emoción, debates, denuncias cruzadas; saldrá el Papa, Kirk Cameron, ateos americanos, ateos ingleses, Hitler y una banana.

Todos estamos ofendidos y todos contraatacamos.

Todos estamos confusos, todos estamos ciegos, y todos creemos tener la razón.


Mi teoría favorita del origen del amor.


Y a mí me la suda tu fe.

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