domingo, 27 de septiembre de 2009

Desdibujado en Marte

Seguimos dibujando y desdibujando…

 

 

martes, 15 de septiembre de 2009

MMEEEECCCCKKK, ERROR!!

Hola.

Hace tiempo, por razones que no vienen al caso, prometí que nunca iba a comprar más en el Carrefour que está cerca de mi lugar de trabajo. Simplemente, me parecía que estar 20 minutos en la cola para pagar era demasiado… Desde entonces he roto esa promesa varias veces. No explicaré ahora los motivos concretos, pero sí diré que a veces simplemente necesito tener algo en la nevera. Me bajo los pantalones, y ya está.

Hoy ha sido uno de esos días. He salido de trabajar a las 20:00h, y aprovechando que necesitaba un cable para mi Tom-Tom, he comprado dos pizzas y dos yogures (ya he dicho que no entraré en los motivos concretos de mis escapadas al Carre, pero os podéis imaginar lo que hay en mi frigorífico ahora mismo).

El caso es que, con tan pobre compra, he pensado que podría pasar por la caja rápida, esa en la que sólo puedes ir si llevas menos de 10 artículos. Pero no, no he podido, porque dichas cajas estaban cerradas. Me he puesto en una cola "normal", en la que había una pareja con su hijo pequeño delante de mí.

Mientras la cajera atendía al cliente que estaba delante de todos nosotros, la mujer de la pareja iba y venía constantemente a dejar más cosas en su carro, con lo que el carro ha terminado lleno, mientras que cuando yo me he puesto en la cola, estaba a la mitad. Ya estaba yo maldiciendo por dentro…

La cajera, muy rápida, por cierto, estaba terminando con el primer cliente.

Mientras tanto, yo pensaba en el morro que tenía la parejita de delante, y en que se me estaban congelando las manos (las pizzas eran congeladas y yo no tenía ni carro ni cesta ni nada).

Los susodichos han comenzado a descargar el carro en la cinta transportadora, y el nene me ha mirado y me ha sonreído. Le he sacado la lengua, aprovechando que los padres no me veían (una técnica depurada a lo largo de los años, y que me enseñó Pepe), y el crío se ha descojonado del todo. Me ha caído bien.

Sumido estaba yo en estos importantes quehaceres cuando de repente la pareja (extranjera, por cierto) se ha dirigido a mí, y me han rogado (casi literalmente) que pasara delante de ellos, porque tenía muy poca compra.

He dicho que no, pero ante tanta amabilidad, he terminado cediendo. Creo que les he dado las gracias como cien veces.

En un minuto ya había pagado, y la cajera, que por cierto tenía síndrome de Down, me ha regalado una sonrisa demoledora al despedirme.

Hostia, si los últimos 5 minutos casi parecían un corto.

Y eso es algo que me ha pasado hoy.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mi vida en una bolsa

Por Leonardo Bay:

Me tengo que concienciar - me dicen - de que las bolsas de plástico son un problema. Que no son biodegradables, que tardan siglos en desaparecer...que será lo que encuentren de nuestra civilización los habitantes futuros de la tierra dentro de 2000 años, en lugar de majestuosas pirámides o murallas chinas.

¿Me tengo que concienciar? ¿Yo?

Me he puesto a recordar. Antes, cuando hacía la compra y era pequeño, la época de 'cuidado con las vueltas' y 'no tengo la peseta te doy un chicle, majo', antes... a mi no me daban bolsas en las tiendas. Utilizaba el carro de la compra de mi madre o una bolsa de redecilla con asas de madera.

Tampoco compraba más de tres o cuatro cosas cada día...un bote de tomate para los macarrones, queso rallado para los macarrones, una cebolla para los macarrones, un chorizo para los macarrones, media docena de huevos para los macarrones y macarrones, claro. Mañana ya se vería.

Pero inauguraron Alcampo y todos (yo el primero) abrimos los ojos como platos y fuimos a comprar en coche y llenamos el maletero de comida para un mes. Claro, ya no cabía todo en el carro de la compra o en la bolsa de redecilla, pero no había problema, te daban bolsas...y las bolsas entraron en mi vida. 

No recuerdo a nadie poniendo carteles en Alcampo advirtiendo de que esas bolsas eran una especie de alienígenas con un plan malvado de conquistar el mundo durante miles de años... es más, será cosa mía, pero creo que lo de regalar bolsas para poder transportar la compra de un mes era una estrategia comercial que funcionó muy bien (la misma que hacer grandes aparcamientos al lado del supermercado). La gente dejó de comprar en las tiendas pequeñas y nos acostumbramos a ir a los centros comerciales, llenar los carros de la compra hasta arriba, llenar todas las bolsas de plástico de todo lo que habíamos comprado y todos fuimos felices.


Ahora tengo que concienciarme de que soy un malvado por el simple hecho de aceptar un 'regalo' que los Carrefours y Alcampos nos daban para convertirnos en clientes cautivos, y de paso hacer un poco de publicidad de su marca... Las bolsas nunca fueron de plástico blanco, que curioso, estoy seguro de que las pinturas que usan para colorearlas de azul, rojo y blanco (anda, los colores de la bandera de Francia, que casualidad, no?) no son dañinas para el medio ambiente...

Soy yo el que tiene que concienciarse del daño que producen los embases de plástico que destruyeron el negocio de los que servían la leche fresca en botellas de cristal, soy yo el que tiene que concienciarse del peligro para la humanidad de unas bolsas que no sé porqué si son tan malas no están prohibidas.

Puestos a pensarlo todo, y estando tan de moda contabilizar las emisiones de CO2 hasta la milésima de gramo, seguramente el ir a comprar al centro comercial en coche (o todo-terreno, no sea que haya barro en la M-40) no es el mejor modelo de compra amiga con el medio ambiente que podamos imaginar...porqué no poner tiendas pequeñas cerca de las casas, y en lugar de comprar para todo un mes distribuir la compra de una manera razonable al menos por semanas, eliminando la necesidad de transportar kilos y kilos de compra, y por lo tanto de utilizar bolsas (sean del material que sean) y sobre todo eliminar el uso del vehículo privado???? Anda, si así es como se hacía antes... NO ENTIENDO NADA.

Por mi que eliminen todas las bolsas de plástico y sus artífices, los Alcampos y Carrefoures, que los prohíban, que los quemen...y que no quede más rastro de ellos que un par de bolsas de plástico con una C y un pajarraco con forma de A...eso sí, que perdurarán por los siglos de los siglos...

Colaboraciones

Hola.

Hoy voy a publicar la primera colaboración externa, es decir, la primera aportación al blog que no he redactado yo, sino otra persona.

Se me ocurre que hay gente que querría publicar algo en internet, pero entiendo que a veces no merece la pena crear un blog, con el trabajito que conlleva, si no se tiene la intención de mantenerlo mínimamente.

Para esas personas, ofrezco mi blog para que publiquen sus aportaciones. Podéis usar vuestro nombre o, como en el caso de esta primera colaboración, un pseudónimo. Enviadme lo que queráis por mail y yo lo publicaré.

Últimamente parezco el Doctor No; todo el día denunciando y quejándome de cosas… así que cualquier otra inquietud que queráis expresar también será bienvenida (ciencia, cine, espectáculos, relatos propios…).

Sin más, os dejo con el post de Leonardo Bay.

Besos!

viernes, 4 de septiembre de 2009

¿Cerveza fría? ¿Cocacola? ¿Agua?

Últimamente voy mucho al Templo de Debod.

Me gusta tumbarme en el césped con algún amigo, o en su defecto, con algún libro y pasar el rato en ese parque verde, tranquilo, ese parque que ofrece fresco en las tardes-noches de verano y que te deleita con maravillosas puestas de sol.

No es algo que haya descubierto este año. Me gusta hacerlo desde hace tiempo. Se podría decir que es mi "rincón favorito" de Madrid. O al menos uno de ellos.

KONICA MINOLTA DIGITAL CAMERA

Desde que lo conozco permanece más o menos igual: un pequeño oasis para descansar un poco del asfalto de Madrid. Tiene su mundo más o menos oscuro por la noche también, pero creo que no se podría calificar al Templo de Debod como un lugar peligroso. La gente se queda tirada en el césped charlando hasta la madrugada, y nunca he visto ningún problema de seguridad.

Pero, ¿qué ha pasado este año? ¿Qué ha cambiado?

No, no ha sido un cambio en la seguridad que puedas sentir en el parque. Indiscutiblemente, el cambio más radical que he notado este verano concretamente es que han aparecido un montón de señores y señoras que me arruinan la paz del momento. Se está a gusto, pero no tanto como antes, cuando nadie te incordiaba constantemente. Han aparecido (taaaa cháaaaaaan) ¡¡¡¡los chinos que venden cerveza!!!!.

Al principio te hace gracia. Piensas: "Mira que bien, así, si tengo sed, puedo pedirles una birrilla o un refresco". Pero en cuestión de horas te das cuenta de tu error: no es que los vendedores estén ahí parados esperando por si tú necesitas algo... es que las hordas de chinos y chinas (literalmente hay siempre 4 como mínimo en tu entorno inmediato, y entre 10 ó 12 en tu campo de visión) no paran de venir a preguntarte: "¿Cerveza fría? ¿Cocacola? ¿Agua?".

Lo he observado: cada 5 minutos aproximadamente, cada chino hace una ronda completa por su "subárea", llegando a darse situaciones absurdas, como cuando es ya la cuarta vez que le dices a la misma vendedora que "No, gracias". O como cuando te has sentado en la confluencia de dos o mas subáreas, y vienen 3 chinos desde diferentes direcciones y te preguntan al unísono "¿Cerveza fría? ¿Cocacola? ¿Agua?". Parece una película de los Monty Python. Nunca están parados. Siempre están en movimiento y vigilando que no les pille la policía. Ellos siempre sonríen cuando te incordian, perdón, cuando te preguntan. Siempre. Al principio incluso te enternece la forma de ser que tienen, tan risueña...

Pero al segundo día ya te das cuenta, si les observas, de que son buenos sonriendo, pero son mejores todavía en la feroz defensa de su territorio. No dejan que cualquiera (otro/a chino/a) venga a vender a su "subárea". Les he visto caras de verdadera ave rapaz, ante el acercamiento de otro vendedor furtivo que no pertenezca a su grupo, al cual podríamos llamar "vendedor furtivo-furtivo".

Y entonces te das cuenta: esto es una mierda. Me molestan y ya no me caen simpáticos. No disfruto ni de una conversación de 5 minutos con un colega, porque ellos te hablan, estés haciendo tú lo que estés haciendo. También mientras lees. Creo que si te vieran discutiendo con tu pareja y llorando, no tendrían escrúpulos en preguntarte: "¿Cerveza fría? ¿Cocacola? ¿Agua?". Es más, creo que si te diera un ataque al corazón y el SAMUR te estuviera atendiendo en el Templo de Debod, lo último que verías probablemente en tu vida sería a un chino diciéndote "¿Cerveza fría? ¿Cocacola? ¿Agua?".

Como el tema del racismo y la xenofobia es un poco sensible, no diré lo que en alguna ocasión, en caliente, he pensado que les haría si tuviera las armas necesarias a mano...

Pero dejemos las cosas claras: me da igual de donde procedan. Este no es un manifiesto contra los chinos. Lo que hacen estos chinos no me gusta. No es la forma correcta de ganarse la vida (que sea ilegal es lo que menos me preocupa, pero no me parece de buena educación molestar a la gente así), y espero que sea una moda pasajera.

Pero para que veáis que no soy tan egoísta y no sólo pienso en mi propia paz, os diré que he pensado un poco más profundamente en esta situación. No me meto directamente con las personas que realizan la tarea, que no creo que sean los más ricos del planeta. No puedo juzgarles porque creo que yo también lo haría si las circunstancias fueran diferentes para mí.

Y esto me lleva a la cuestión: ¿qué circunstancias se dan para que esto ocurra? ¿Por qué son sólo chinos y chinas los que hacen esto? Si no dejan que otro paisano se acerque a su "grupo", ¿qué harían si yo me pusiera a vender allí? Parecen personas normales, con no muchos recursos económicos. ¿Qué les lleva a unirse para invadir el Templo tan organizadamente? La respuesta para mí está clara: MAFIA, MAFIA, MAFIA.

Y a las mafias sí que se las puede juzgar, ¿no?. Sí, ¿no? ¿O no? Parece que no…

Me parece que esto es una de esas cosas que todo el mundo sabe pero de las que nadie habla, y mucho menos nadie hace nada por solucionarlo… las mafias son aborrecibles, pero acojonan mucho. Debe ser así, cuando nadie hace nada para pararlas.

Y esto me lleva a otra reflexión chorra, que pongo aquí sólo por lo curiosa que resulta:

- Los chinos se dedican a la venta ambulante de comestibles. También tienen tiendas legales (aunque no se porqué ellos y no otros se pueden permitir el alquiler del local, con lo caro que está todo…).

- Los indios (antes los chinos) se dedican a la venta de Rosas por los garitos… ¿cambian las tendencias?

- Los negros se dedican al manteo.

- Los rumanos venden en los semáforos.

- Los blancos nos dedicamos a pedir dinero sin más, somos más vagos, aunque el sector que dominamos es el del "gorrilla".

Podría seguir, pero se que más de uno estará ya pensando que soy primo de Hitler, y tampoco quiero dar esa imagen…

Se que es generalizar, y que un negro puede hacer de gorrilla o un rumano puede vender flores, etc, etc, etc… Pero en general, yo lo veo así.

Repito, se lo sensible que es el tema del racismo y la xenofobia, pero ¿no os parece curiosa esta segregación? ¿Por qué los chinos no se dedican a hacer de gorrilla? ¿Por qué me da que si un negro se acerca al Templo de Debod con una bolsa de plástico en la mano, y saca de ella una cerveza (aunque fuera para bebérsela, el pobre, con el calor que hace…), iba a morir inmediatamente de una muerte horrible y estrambótica sacada de la película "Cube"?

Pero, ¿detrás de cada minoría, etnia, o simplemente detrás de cada grupo que usualmente realiza una tarea… digamos ilegal, hay una mafia diferente?

No hablo de la prostitución, que ya sabemos que por desgracia sí, tiene sus propias mafias detrás. Tampoco hablo de las drogas; obvio.

Hablo de otras actividades, como las que he expuesto antes, no tan mal vistas por la sociedad, pero que también deben generar unos buenos ingresos a los mafiosos correspondientes, si los hubiera.

¿Estoy dando por sentado que sí? ¿Estoy equivocado? Sin duda, me falta información…

No veo tan organizados a los gorrillas, y eso me hace dudar, pero quizá sea porque no me he parado a observar detenidamente. Quizá no de tanto dinero como la manta o la venta ambulante de comestibles. Además, de todas las actividades ilegales, la que realizan los gorrillas es la que NO, NUNCA, DE NINGUNA MANERA, te ofrece algo a cambio. Es decir, si compras clinexes, tienes clinexes. Si compras una rosa, tienes una rosa. Pero si un tío te hace una seña para indicarte que hay un hueco para aparcar… no tienes nada. ¡¡ Yo puedo distinguir dónde hay un hueco para aparcar por mí mismo !! Me lo enseñaron en la autoescuela. Menudo morro. Y encima les das algo porque si no, temes que te jodan el coche. Juegan con el miedo del cliente. Y dudo que tengan a un mafioso detrás cogiéndoles de los huevos…

¿Y cuando el gorrilla es negro, que los hay? ¿Qué tengo en la cabeza metido, que me hace pensar que ese sí tiene a un mafioso detrás? Ay, dios…, quizá…, no, no puede ser, ¿verdad? Pero quizá…, todos tienen mafias, menos nosotros, los blancos, que simplemente somos unos cabrones por naturaleza, sin que nadie nos obligue. :-)

Pffff, se me va…

En fin, que no nos toque ningún día estar bajo el control de una mafia, te rogamos, óyenos…

Pero por supuesto, ¡¡¡¡¡¡ que los chinos del Templo me dejen en paz !!!!!! Amén.