viernes, 13 de junio de 2014

A veces pinto

Hola.

¿Os acordáis de la peli "Los otros"? ¿Cuando sale el marido de Nicole Kidman de entre la niebla y lo único que se le ocurre decir al pobre es "a veces sangro"? Bueno, pues hoy hay una especie de niebla que lo cubre todo, porque el viento viene del sur, y trae mucho polvo de África, que lo ha dicho una chica muy pizpireta en la tele hace un rato, y como hoy he estado pintando (los azulejos de la cocina, para más señas), pues eso, que me parece muy apropiado deciros que "a veces pinto".

Hace unos días me dijo Ricardo, un compañero de trabajo, que escribiera un post con las cosas que pinto. Esto lo dijo, creo yo, para que dejara de darle la vara con las fotitos de mis pinturitas, el pobre.

Pero me da igual. Me apetece. Es mi blog y os jodéis.

Además, ya sabéis que no me gusta extenderme demasiado en los post, así que será breve. Lo juro por dios.

En resumidas cuentas, pretendo exponer aquí algunas cosillas que he pintado últimamente. Vamos a poner un límite al periodo temporal que sólo incluya los últimos 6 meses. ¿Por qué? Porque en mi móvil solo encuentro fotos desde diciembre hasta ahora y soy muy perro para ponerme a buscar más, cosa que tampoco aportaría mucho porque como veréis, pintar, a veces, pinto, pero no soy muy prolijo. A ver…, no soy como Antonio López, que mientras hace un cuadro tiene un hijo y lo ve graduarse en la universidad (normal), pero soy lento de cojones, sí.

Os pienso poner no sólo el resultado final de cada "obra", sino algunas fotos del proceso intermedio, en algunas ocasiones desde el comienzo, así que poneos cómodos. Me va a salir un post un pelín largo, aunque breve, pero largo, pero con muchas estampitas, o santos, o como lo digáis en vuestra tierra.

Pero seré breve, ya sabéis que no me gusta molestar.

Comencemos: Florencia, Diciembre de 2013. Dos intrépidos y jóvenes amigos ex universitarios de muy buen ver aterrizan (en Florencia habiendo pasado por París, porque nadie les dijo que para ir a Florencia es mucho mejor ir a Pisa en vuelo directo) y se instalan durante 15 días en la ciudad donde vive el David de Miguel Ángel. Qué bien todo. Qué frío, pero qué bien.

Pero que frío. Mi amiga Pepa y yo en el apartamento, flipados, con los ojos muy abiertos, sin decir nada para no dejar escapar el calor por la boca, mientras veíamos el único programa de la televisión que podíamos soportar, un reality de jóvenes atletas de gimnasia deportiva, que oye, entendíamos el mismo italiano que en los demás programas, pero oye... Qué frío.  No me pegaba tanto a alguien en un sofá desde aquella última vez en la que me pegué mucho a alguien en un sofá. ¿Cuánto cuesta el gas en Italia? Lo desconozco, pero debe de ser mucho.

Bueno, pues nos hicimos un cursito de pintura, porque no todo iba a ser diversión fuera de la academia de arte, sino también dentro. Recuerdo muy bien que tampoco ellos tenían calefacción. ¡Qué bonito es recordarlo ahora!. Y como ninguno de los dos habíamos pintado antes al óleo, pues allí comenzamos. Yo me decidí a intentar copiar la Sibila Délfica de Miguel Ángel, ya que estábamos allí... No pongo la original para que no podáis comparar. Buscadla en internet, vagos. Está en la capilla Sixtina la pobre todo el día ahí metida, siendo de las pocas figuras ahí pintadas que no pertenecen a la mitología católica. La pobre escribía el futuro, como en trance, como con escritura automática, y cuando lo leía, a veces le gustaba y a veces no. Miguel Ángel la pintó según estaba leyendo de su propio puño y letra la próxima llegada de El Mesías, y os dejo a vuestra interpretación si la cara de la sibila es de susto o no. No quiero influir. Dios me libre.

He aquí algunas fotos del proceso:

sibila
 sibila1

He de decir que aún no la he terminado, y que además, en mis intentos por hacerlo le he acabado desfigurando tanto la cara que ahora mismo está en proceso de reconstrucción. No la podéis visitar. La mía. La de Miguel Ángel sí. 

Esto es lo mejor que nunca estuvo:

sibila2

Ya la terminaré, pobrecita, que ahora parece del elenco de Hellraiser.

Viajando a principios del año 2014, la Pepa y yo nos apuntamos a una academia en Madrid. También hacía frío, pero teníamos calefacción. Lo primero que hicimos fue una prueba para que el profesor viera si nuestro nivel era malo o paupérrimo. Y cómo no, en esas dos primeras horas, nos hizo pintar un bodegón. He aquí el mío:

bodegon

En fin, recuerdo esta pintura con cariño, pero podemos decir que los bodegones en general no son mi pasión. 

El siguiente ejercicio para hacerme con los pasteles, que yo había hecho bien poco con pasteles, aparte de comérmelos de vez en cuando, fue pintar una estatua. Esto ya me fue gustando más. El cuerpo humano es el cuerpo humano, y oye, este cuerpo humano tenía sus curvas donde tenía que tener sus curvas:

gordi 
Como gente culta que sois, que sabéis apreciar el arte, y que tenéis una capacidad de análisis profunda, sé lo que estáis pensando. ¡Vaya culo!

Pues sí, no hay que negar el poder hipnótico de un buen culo. Esto es así.

Después de eso, el profe me dejó que eligiera yo lo que quería pintar y dije, pues el cielo de Madrid. Encontré una foto de unos 5x10 cm en una revista y la intenté copiar en un papel de 70x50 cm. Madre mía, cuánto tiempo difuminando las nubes. Difumina, difumina, difumina. Yo difumino con una esponja, porque no soporto el difumino. El difumino está en esa categoría de cosas que me dan dentera (rotuladores secos, corchos siendo deslizados por cartón, etc.). De modo que yo uso una esponja, que parece que estoy limpiando el cuadro en lugar de haciéndolo, como aquella señora de la limpieza que dejó el trozo del muro de Berlín como los chorros del oro…

No os preocupéis, que no me extiendo, que sabéis que no me gusta enrollarme.

Este es el cielo, en sus distintas fases:

cielo

Y así es como quedó al final:

cielo1

Me encanta el cuadro este… Ahora está en casa de mi amiga Raquel, esperando a ser colgado algún día de alguna pared. Yo creo que para el 2020 lo levantará del suelo. 

Sí, cabrones, las torres me han quedado torcidas. NO SABÉIS NADA DE ARTE.

Avanzaba el año y yo miré mi esponja-difumino y le dije: “Tú y yo tenemos mucho que dar todavía”. Agarré una foto de interné de mi actriz favorita, y le eché valor. El miedo a cagarla puede ser muy castrante. Yo lo tuve, pero luego se me pasó. ¿Cuántas veces voy a tener las ganas y el tiempo de dibujar a Katharine Hepburn? Lo iba a hacer, aunque saliera mal. Al principio mimaba tanto el dibujo que el profe la llamaba mi enamorada… y en cierto modo lo es, porque yo, que no soy nada de ídolos, que no me veo yo haciéndole fotos a ningún famoso por la calle, ni nada de eso, porque soy un sieso, no digo que no, tengo que reconocer que esta mujer me atrapó desde que vi sus películas en blanco y negro en la tele en blanco y negro que teníamos en casa de pequeño. Bueno, las películas, ahora que lo pienso, a lo mejor no eran todas en blanco y negro, pero en mi casa sí.

La foto era en blanco y negro, y yo tenía que darle color. Glups… Así empecé:

kate

Y así continué:

kate2

Bueno, esta mujer actuaba que me temblaban las piernas de pequeño. Y aún hoy siento el temblor. Esta mujer, sin ser consciente, pintó mucho en mi vida. Supongo que a todos nos pasa con alguien, con algún completo desconocido que nos influye de pequeños, y mantienes tu cariño secreto hasta el día de hoy. Algunos se harán los fuertes, pero yo sé cómo sois, sé cómo sois… Mira, las personas somos como los icebergs, que la parte que se ve, pues muy bien, ahí está, y se ve. Pero todos tenemos una parte “pa dentro”, que no es que no se vea, porque si buceas, se ve, pero está “pa dentro”, y es la parte en la que nos relacionamos socialmente con nosotros mismos, y es la parte en la que un día determinado te dices cosas como “joder, mira, te-me lo voy a reconocer ya de una vez, esta actriz me tiene loco, y creo que voy a quererla más o menos secretamente toda la vida, que para eso te-me lo puedo decir a ti-mi, que no me-nos ve nadie”. También, con esa parte “pa dentro” del iceberg que tú eres, al principio hablas de cosas como “no me gusta el chorizo, ni el jamón, pero a la gente de fuera le hace demasiada gracia cuando se lo digo; no se lo digas tanto”. Luego, cuando vas creciendo, ya de adolescente, habas con tu parte del iceberg oculto de cosas más guarras, como “menos mal que no la tengo muy pequeña, y además parece que funciona”, o de cosas incluso porno.

No me gusta mucho hablar, y no quiero ser el ladrón que robe tu tiempo, dios me libre. Pero es que las reflexiones llevan su tiempo.

Y mientras el tiempo pasaba, según desfiguraba más o menos a mi Kate, iba pintando otras cosas fuera de la academia. Un día me fui a una tienda que hay en Tribunal, donde te dan unas vasijas de barro y todos los bártulos necesarios, y tú las pintas a tu gusto. Y me hice cuatro huevos fritos como cuatro soles (idea original de mi amigo Dani, todo hay que decirlo). Aquí se ve el resultado antes y después de pasar por el horno:

cuencos

Quedaron chulos, y ya están con sus respectivos dueños cumpleañeros, Iván y Carlitos El Canario, para que los llenen de cacahuetes. Pero quedó mejor el de mi amigo Dani, todo hay que decirlo. Mi amigo Dani sí que pinta bien el jodío, todo hay que decirlo. ¿Los animalitos de Orange? Pues la mayoría son de mi amigo Dani.

También he seguido dibujando ojos, que me pirra. Aquí un pequeño ejemplo de hace un mes aproximadamente:

ojo

Me salen siempre un poco tristes; me lo haré mirar.

Y así fui intentando dejar a mi Kate lo mejor posible. Intenté quitarle la cara de enfado, después intenté quitarle la cara triste, y entre intento e intento salieron muchos engendros…

Cara de Chucki:

kate1

Cara de Simpson:

kate4

Jajajajaja. El profe me dijo que a la piel de una cara le podía poner cualquier color, rojo, naranja, violeta, verde, azul, pero que el amarillo no era un color que le fueran bien a las caras en la pintura.

Finalmente decidí darle un bronceado Benidorm que le sentaba mejor, y quedó así:

kate3

Se lo he regalado a mi padre por su 83 cumpleaños, y se que le ha gustado mucho. Y a mi madre también, menos mal, porque si no no se cuelga el cuadro. “El cuadro está colgado en lo que era mi habitación en la casa de mis padres, y a mí se me derrite un poco la parte visible y la invisible del iceberg al ver la cara de mis padres mirando el cuadro”, le digo a mi iceberg oculto.

Y es que el tiempo pasa, y te vas haciendo mayor, y tus conversaciones “pa dentro” van siendo más serias, más profundas. Te das cuenta de que lo más íntimo es lo más universal. Y por eso sé, o eso me gustaría pensar, aunque de algún monger borderline lo dudo mucho, que todos tenéis esa parte de vuestro iceberg oculta con la que os relacionáis cuando nadie os ve. Y por eso creo que todos nos contamos cosas a nosotros mismos, como para informarnos de algo que no supiéramos ya de antemano, como “¿sabes? no me había dado cuenta, pero ahora puedo ver claramente cuánto quiero a mis padres.” o “este tío no sabe lo que le respeto y le admiro, pero es mejor así.” 

Es mejor así, en muchos casos, porque también tengo una teoría sobre las personas y sus icebergs: dependiendo de lo densa que sea la gente, así es la parte del iceberg que se ve, pero al contrario que en la física, cuanto más pesada, más densa es una persona, más parte de su iceberg está fuera del agua. Hay que controlar el nivel de flotabilidad, por tu salud y por la de los demás.

Yo, dios me libre, no soy nada pesado, ni me gusta escribir posts kilométricos. De eso os libráis.

Por ejemplo, podría contaros que ya estoy con un cuadro nuevo, que me encantó cuando lo vi en interné mientras buscaba fotos de azulejos para el baño. Pero no lo haré, por no ser pesado.

¡Qué demonios! Sí que os lo contaré. De repente, entre azulejos y váteres, apareció un cuadro al óleo de un tal Alejandro Casanova, que por lo que he leído es un pintor valenciano bastante joven, y he decidido que voy a tomarlo como referencia para mi próxima obra. “¿Por qué dices ‘como referencia’ si lo que vas a hacer es intentar copiarlo, tío?”
 
De momento estoy en la fase de dibujo, y esto es lo que os puedo enseñar:

bano

Alejandro, gracias, eh?

Chicos, lo siento, pero tengo que ir terminando. Ya se que ha sido corto, y que queréis más, pero qué le vamos a hacer… Así soy yo, breve, ligero cual iceberg pesado.

Y es que no se puede ser incongruente con tus propios principios, y si tú eres breve, eres breve. Y si no eres pesado, no eres pesado, y por eso no me gusta enrollarme. Y pienso que a los que sabéis cómo soy no os importará que escriba reflexiones tan cortas, que os deje con ganas de más. Y por eso, para no dejaros así, os pongo aquí un trocito de mis conversaciones conmigo mismo:

Qué plasta eres, tío. Ni Reynier, que dice que escribo poco, habrá llegado hasta aquí. Ya, pero es que me apetecía enrollarme, que para eso es mi blog, si total para la gente que lo lee. Ya, tronco, pero no te sale. Ya. No te sale decir lo que de verdad quieres decir. Te acojonas, mariquita, y te pones en plan guay con tus pinturitas para que la gente diga ‘hala, qué guay, Carlos’. Qué vanidoso de mierda ereh, tío, y un acojonao. Ya, ya. Pues dilo. Pues lo digo. No te atreves. ¿A que lo digo? MacFlyyyyy. Qué cabrón. Venga, pues lo digo. Que Kate pinta mucho en mi vida, pero que más pintan Ricardo, la Pepa, la Raquel, Reynier, Iván, Dani, Carlitos El Canario y por supuesto mis padres. A Ricardo no le conoces muy bien todavía, tampoco te pases. Más que a Kate, no te jode. Sí, vale, amigos y familia, está claro que los necesitas, que te gusta que te derritan el iceberg, so blando. Mucho, pintan mucho, más de lo que piensan. Bueno, no más de lo que piensan, porque ellos también tendrán estas conversaciones en el hielo, en su iceberg inferior, y seguro que saben que pintan mucho. Joder, pues claro. ¿Pensarán todos así, ‘pa dentro’, como hacemos nosotros? Cla. ¿Pero así, como reconociendo lo que quieren y lo que necesitan a los demás? Es que si no piensas eso de ellos, apaga y vámonos. Pues vámonos. ¿A dónde, tío, si no has quedao? Ya. No has cenado, maricón. Jodo, es verdad. Y tanto. Calla, joder. No hay pizza. Que te calles.”

Todos queremos pintar algo en la vida de los demás. 

A veces pinto.

Carlos.