jueves, 8 de noviembre de 2012

Me la suda tu fe (II)

Tendría 16 años más o menos cuando una testigo de Jehová me paró por la calle y me enseñó su dichosa revista. Sin previo aviso me mostró  una foto partida en dos: a la izquierda había un señor muy majo, con sus ojos, su nariz, sus orejas; a la derecha había un chimpancé muy majo, con sus ojos, su nariz, sus orejas. Me preguntó si me parecía creíble que el hombre descendiera del mono. Con la misma mirada de incredulidad yo le pregunté si a ella no. Era obvio que estábamos emparentados (el mono y el hombre, no esa mujer y yo, claro). Si era más guapo el chimpancé, ¡por el amor de dios!

Aquí podemos ver, en estas fotos elegidas al azar, el tremendo parecido del hombre con el mono, lo cual no hace más que apoyar la teoría de la evolución.


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Y así se presentó en mi vida por primera vez el conflicto entre dos teorías, la de la evolución y la del creacionismo.

Necesito explicar lo que yo llamo un creacionista: no, y repito, NO me parece un creacionista aquel que cree que dios creó todas las cosas, animales, plantas y por ende, al ser humano. Es decir, lo son por definición, pero no me molestan, ni me parecen estúpidos. Cada uno puede tener sus creencias. Yo pienso que están equivocados, pero ya somos mayorcitos.

A partir de ahora, cuando diga “creacionistas” me refiero a los que creen lo anterior y encima se empeñan en evangelizar a los demás. Qué pesados e irritantes. Estúpidos.

Si alguien se ve ofendido por mis palabras, como ya he dicho en alguna otra ocasión, que piense quién ofende a quién primero. Básicamente, me la suda tu fe (en el más indiferente sentido de la palabra), y no haré nada en tu contra si no atacas tú primero. Creo que si a todos nos la sudara la fe de los demás, habría más respeto real. No del de “yo respeto tu fe, pero voy a matarte por pensar así”.

El respeto, sintiéndolo mucho, y al contrario de lo que mucha gente cree, hay que ganárselo.

Bueno, creo que ha quedado claro lo que pienso sobre la religión, la iglesia católica, los testigos de Jehová (etc.) y el creacionismo.


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Por supuesto que mucha gente religiosa que cree en dios, no cree de verdad en el creacionismo. La gente, en general, y gracias a dios, es normal (aunque a veces no lo parezca, que casi gana Romney!!! Y del fenómeno Botella mejor ni hablamos). Pero bueno, incluso la iglesia católica ha reconocido que la teoría de la evolución quizá se acerque más a la realidad que el creacionismo…. se ve que a veces les da vergüencita.

Pero el caso es que los creacionistas mas implicados con la causa no dudan en explicar ciertos aspectos controvertidos de la manera mas conveniente para que todo encaje en las cabezas de sus feligreses… Si ven algo que podría indicar de manera razonable que los seres vivos han evolucionado a lo largo del tiempo, como por ejemplo el descubrimiento de fósiles, ellos recapacitan, piensan, se estrujan sus mentes (sin evolucionar, claro), y llegan a la explicación mas sencilla, i. e., dios. En el caso de los fósiles, por ejemplo, la explicación mas plausible para ellos, y no solo plausible, sino la verdad es que su dios decidió esconder muchos huesos con formas extrañas por ahí para poner a prueba nuestra fe cuando los encontrásemos. Y esto no me lo estoy inventando.

Por supuesto, su teoría es tan sólida que no hay una sola forma de demostrarla. A veces se limitan a escoger una pieza de la “creación” y explicar de forma irrefutable cómo eso tan maravilloso sólo lo ha podido crear un ser inteligente para el uso y disfrute del hombre… Un método muy científico y muy racional. Muy lógico todo.

Veamos a Kirk Cameron defendiendo el creacionismo, en un estupendo video en el que se demuestra sin lugar a dudas que la banana ha sido creada por dios para que el hombre se la coma. Y que se la coma a gusto.

La banana. La pesadilla del ateo.

Bueno, pues ahí tenéis una prueba irrefutable de la existencia de dios, y de paso, de la teoría del creacionismo. Si la banana encaja en tu mano, es por algo…

Pero hombre, por favor, si parece el programa ese de la tele en el que los concursantes-humoristas tenían que buscarle mil aplicaciones distintas a un embudo, o a un paraguas…

Por cierto, que la banana sí que ha sido creada por un ser inteligente: el hombre. Me explico: la banana original era una mierda de fruto, muy rico sí, pero con forma de riñoncete amorfo y con tantas semillas dentro que daba asco comérsela. Los que sabían de genética jugaron a ser dioses y al final consiguieron agrandar el fruto y quitarle las semillas que tanto molestaban a los potenciales consumidores… O sea, crearon una banana estéril, pero muy rica y fácil de consumir. Mereció la pena, ¿no? Pues agradecédselo a los que lo hicieron posible y no a dios.

¿Os habéis reído? La mayoría seguro que sí, pero a mí hay un rasca rasca que me pica pica, y es que yo sigo con mi pregunta de si todo esto es importante, tan importante como para reflexionar sobre ello.

Pues puede parecer que no, pero es que algunos fanáticos que creen en la banana, se creen también con el derecho de atacar a los que no creemos en la banana. Incluso con riesgo de muerte por parte de los no bananeros, como se ha demostrado a lo largo de la historia.

Y ahí es donde dejan de causar risa para causar miedo.

Continuará…

domingo, 4 de noviembre de 2012

Me la suda tu fe (I)

Hola.

Esto va a ir de religión y ateísmo. Si eres muy susceptible, mejor!!!

Cuando era pequeño, como casi todo el mundo, recibí de mis mayores (familia, vecinos, profesores, la sociedad en general) cierta formación religiosa. En el colegio, algunos años asistía a clases de religión y otros no. Entonces (supongo que ahora también) se podía elegir.

El caso es que como todos los niños, me creía todo lo que me contaban. Aunque siempre había algo… algo que no encajaba en toda esa historia extraña de fantasmas, espíritus invisibles, zombies que se levantan después de muertos, vampiros que beben la sangre de su líder, gente con poderes para hacer milagros… No me parecía… real. Nada de lo que veía a mi alrededor apuntaba a que eso fuera cierto. Aún así, uno se lo cree, aunque sea de tanto oírlo. Todos los adultos no pueden estar locos, ¿no?

Iba a misa de niños. Lo recuerdo muy bien. Cómo me reía con Ramón. Fuasss. Y en misa de niños se cantaban canciones (que luego descubrí que eran de Los Beatles). Me lo pasé bien hasta que dejé de pasármelo bien. No se, me aburrí. No fue una gran pérdida. Supongo que yo era un caso perdido desde el principio, pero oye, lo intentaron.

El caso es que hice la comunión y todo. Fui a catequesis, me aprendí el padre nuestro (el antiguo), tuve mi fiesta, mi reloj Casio; en fin, el lote completo. Y ya por entonces empezaba a dudar de que todo aquello tuviera algo más que cartón-piedra. Seguía sin ver al rey vestido. Siempre lo veía desnudo. Y nadie decía nada.

Cuando íbamos al pueblo de vacaciones había que ir a misa. Como yo no quería, las mujeres del pueblo que me veían por la calle me decían que dios me veía, y que no le gustaba que no fuera a misa, que me iba a castigar. Y eso fue, según lo recuerdo yo, el punto de inflexión. Esa tarde de sol en un pueblito de Córdoba lo vi claro: no me gustaba ese dios que perdía el tiempo en mirar desde arriba cómo yo me quedaba en la plaza jugando con un botijo, con el ceño fruncido y pensando en cómo castigarme… Que le dieran! Ese día apostaté de la religión católica.

No hay derecho… meterle miedo a un niño pequeño.

Con el tiempo, y siempre observando la realidad en busca de un contraejemplo (por si acaso, nunca se sabe), pasé de pensar en dios con recelo y resentimiento a directamente no creérmelo. En el terreno religioso, pasé de ser escéptico a ser ateo.

Oh, con 15 años ya era un ateo bastante experimentado. Menos mal. Bastante difícil fue ya la adolescencia por sí sola como para mezclarla con doctrinas de gentes que veneran muñecos acribillados a flechazos clavados en un árbol. ¡La religión católica ha sido siempre tan alegre!

Y aquí estoy, muchos años después, sin echar de menos la religión, la iglesia, y sus muñecos de cartón piedra.

¿Es todo esto importante? ¿¿CON LA QUE ESTÁ CAYENDO?? Pues oye, a cada uno le parece importante lo que le parece importante a cada uno, y este es mi blog.


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Una de los debates que siempre me han fascinado es el que enfrenta dos teorías: la de la evolución y la del creacionismo.

Ya sabéis, la teoría de la evolución es la de Darwin, posteriormente mejorada y en continua remodelación y que todavía se investiga científicamente, pero que básicamente explica que los pequeños cambios genéticos a lo largo de generaciones y generaciones de organismos vivos combinados con la selección natural, ha desembocado en las especies que pueblan La Tierra.

La teoría del creacionismo sin embargo se sustenta en que un ser superior creó todo tal y como está ahora, incluyendo plantas, animales, la tierra, el mar y el cielo. Sobretodo se centra en que todo fue creado para adecuarlo a las necesidades del hombre.

Ambas teorías tienen seguidores y todos aportan sus pruebas para reforzarlas. Aunque hay de todo, como en la viña del señor, por lo general los ateos creen en la evolución, mientras que los religiosos que tienen a un dios todopoderoso como referente suelen apoyar el creacionismo.

A mí me convence más la teoría de la evolución. Y lo aclaro, porque aunque a muchos nos pueda parecer obvio, lo cierto es que para otros muchos no lo es.

En otra entrada hablaré sobre las pruebas que aportan los creacionistas para abalar su teoría. Y en otra posterior hablaré de lo en serio que se toman los religiosos a los ateos (y al revés).

No os lo perdáis. Os hará pensar. Habrá emoción, debates, denuncias cruzadas; saldrá el Papa, Kirk Cameron, ateos americanos, ateos ingleses, Hitler y una banana.

Todos estamos ofendidos y todos contraatacamos.

Todos estamos confusos, todos estamos ciegos, y todos creemos tener la razón.


Mi teoría favorita del origen del amor.


Y a mí me la suda tu fe.

sábado, 3 de noviembre de 2012

¿Por qué?

Hola.

Cierto niño al que quiero mucho no para de preguntar “¿por qué?”. Está en la edad…

Pero es que por suerte no hay una sola edad para preguntarse los porqués de las cosas. Por suerte podemos seguir aprendiendo a cualquier edad. Y a veces aprender es duro, pero otras veces, cuando el aprendizaje surge de la curiosidad característica del ser humano, es un placer.

¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si hiciésemos un túnel que atravesara  La Tierra y saltáramos dentro?

¿Nunca os habéis preguntado qué significará E=mc2? ¿Por qué esa fórmula es tan importante aparentemente para tantas personas? ¿Por qué no la explican bien en el colegio?

¿Nunca os habéis preguntado por qué las tortugas saben volver a la playa donde nacieron para desovar? ¿Por qué no gastan menos energía y desovan en otra playa que les pille más cerca? ¿Por qué no desovan en la arena dentro del mar?

¿Nunca os habéis preguntado por qué en cuanto te ponen los espárragos en el plato ya te huele el pis a espárrago? ¿Por qué antes no se podía mezclar zumo de naranja con leche? ¿Por qué ahora sí?

¿Por qué los zombies de Walking Dead nunca se mueren de hambre?

¿Por qué, por el amor de dios, no se mueren de hambre, y de paso los guionistas también?


¿Nunca os habéis preguntado por qué el cielo es oscuro por la noche?


(Si no lo entiendes, pincha y activa los subtítulos en español; no mueras burro!!!)


Y lo más importante de todo, por supuesto, ¿por qué las bañeras resbalan tanto?

Beso.