domingo, 25 de septiembre de 2011

La segunda retuerta a la derecha

Hola.

Hablando con mi sobrino el otro día, y aprovechando que se está sacando el carné de conducir, le pregunté qué coño les explican en las autoescuelas para que todos los días tengamos que ver cómo conductores nobeles se juegan el tipo haciéndose toooooooda la rotonda por el carril de fuera. Yo, sinceramente, ya no me acordaba de cómo me explicaron en mi autoescuela la cosa. Hace ya 18 añitos de eso… oh, cielos. Pero esa es otra historia…

Van despacito, como debe ser, y con su intermitente puesto, como debe ser, pero con cara de acojone, de saber que en cualquier momento uno de “los otros”, de los conductores experimentados, les va a embestir por el costado izquierdo, cual triceratops cabreado, estropeándoles su flamante Ford Fiesta morado, o algo peor.

Esta sería la instantánea de la situación a la que me refiero, más o menos…:

rot2

Para que todos nos entendamos, vamos a poner nombre ahora a los dos sujetos objeto de nuestra noche temática de hoy. Los llamaremos, por ejemplo, “Torete” y “Cervatillo”. Pasemos a definirlos:

- Torete: dícese del conductor o conductora experimentado que se cree que los demás coches tienen una pantallita en el salpicadero conectada con su cerebro, y donde aparecen las intenciones del mismo. Piensa que los demás conductores, puesto que disponen de esta maravillosa tecnología, son tontos si no le dejan hacer lo que quiere. A veces se le pasa por la cabeza (lo intuye, incluso lo sabe, pero mantiene ese pensamiento bajo montones de basura cerebral) que lo de la pantallita conectada a su cerebro en los demás coches no es verdad, pero en esas ocasiones simplemente reacciona pisando más fuerte con el pie derecho. Es un impulso involuntario. Es lo que viene a ser un “Guay” en términos generales, pero llevado al terreno exclusivamente de la conducción.

- Cervatillo: dícese del conductor o conductora nobel, o no nobel, pero que sabe cómo se deben hacer las rotondas, según las normas de tráfico vigentes, y además lo hace de dicha manera. Suelen ser honestos, y hacen lo que creen correcto, aunque saben que tarde o temprano lo pagarán caro. Por suerte o por desgracia, no abundan demasiado, siendo menos numerosos según aumentan los años de experiencia al volante. Al entrar en una rotonda, aprietan mucho los dientes y dejan de respirar. Se han dado casos de asfixia, sobre todo en Leganés, donde hay una rotonda por cada dos habitantes (se estima que para 2014 cada habitante pepino tendrá su propia rotonda).

rot_leyenda

Cada vez que he visto esta escena mientras conducía yo pensaba: “Uno lo está haciendo mal y el otro peor. Están situados justo en el carril contrario al que les interesa”. Y por lo visto, esto último es verdad (porque el Cervatillo terminará empotrado tarde o temprano), pero el único que lo está haciendo bien según las normas de tráfico es Bambi.

¿Cuántas veces hemos visto a un Cervatillo compartiendo coordenadas espacio-temporales con un Torete? Aquí una representación esquemática:

rot4

El horror.

Aunque siempre he mirado con cara de “qué pena” a los Toretes, también he llegado a pensar que los Cervatillos eran estúpidos por arriesgar su vida así, incluso que era imposible que en las autoescuelas les explicasen que lo correcto era la opción más kamikaze. Pero veamos lo que dicen las normas de tráfico, y lo que me explicó mi sobrino:

“Si la vía por la que se accede a la intersección regulada por rotonda es de dos o más carriles y la rotonda, lógicamente, también es de dos o más carriles, la elección de éste, en función de la dirección a tomar, es fundamental para sacar el máximo provecho de la rotonda.
Así, si pretendemos girar a la derecha o seguir de frente, deberemos situarnos en el carril de la derecha de la vía de acceso y circular también por el carril de la derecha dentro de la rotonda. Por supuesto, se deberá indicar previamente nuestra intención de abandonarla con el intermitente derecho.”

Fácil, aunque a veces nos metemos al carril de dentro para ir al frente, porque dar la curva cansa un poco… Sigamos:

“Si, por el contrario, pretendemos realizar un giro a la izquierda o un cambio de sentido, deberíamos situarnos en el carril de la izquierda de la vía de acceso a la rotonda y circular por el carril interior de la misma, para posteriormente abandonarlo y pasar al carril exterior, un poco antes de la salida que pretendamos tomar. Lógicamente, todas estas maniobras de cambio de carril se deben realizar con la previa señal luminosa y respetando la preferencia de paso de los vehículos que se hallen circulando por el carril de la derecha.”

Lo que vendría a ser algo así:

rot1

“Si, por las circunstancias del tráfico, no pudiésemos pasar del carril interior al exterior para abandonar la rotonda, deberemos seguir dando vueltas hasta que el tráfico nos permita realizar la maniobra con seguridad y sin entorpecer la circulación.”

Aviso de que dar más de 10 vueltas seguidas a la rotonda, como me ha llegado a pasar a mí, puede ser perjudicial para la integridad física y mental del conductor centrífugo.

Bien, una vez establecido que, por increíble que parezca, los Cervatillos tienen razón, nos queda preguntarnos: ¿por qué no funciona la cosa? Parece evidente que la culpa la tienen los Toretes. Si todos siguiéramos las normas, no se produciría la situación. Si no hay situación, no hay consecuencias de dicha situación, i.e., no se produce “el horror”.

Quizá alguien pueda pensar a estas alturas de nuestra diatriba que lo mejor para acabar con la situación es formar a la gente. Error!!! La ignorancia es muy difícil de combatir, aunque no imposible, pero la estupidez es como el diamante, no hay ningún otro material que lo pueda desconchar…

Hay gente que piensa que contra la estupidez se puede luchar con la razón. Yo soy más de usar la frustración. Es decir: frustrar forzadamente a un estúpido es la única manera de evitar sus actos. Así las cosas, y según lo que la DGT nos explica… ¿qué parte creéis que sobra de las rotondas? A mí se me ocurre que las zonas naranjas del siguiente esquema no tienen razón de ser.

rot5

Es decir, si no vas a poder salir de la rotonda más que desde el carril exterior, ¿para qué te hacen falta dos carriles de salida? Creo que, por supuesto, está bien que haya dos carriles en la vía de salida, pero cualquiera se podría esperar unos metros a cambiarse al izquierdo, una vez pasada la rotonda.

Aquí es donde forzamos a los Toretes a hacer algo que no quieren, pero que nos beneficia a todos.

Hagamos las rotondas así:

rot6

Además, caben más arbolitos.

Quizá haya alguna razón que yo no vea por la que mi propuesta no sea viable, o incluso por la que sea catastrófica. Si alguien tiene algo en contra, que lo diga, que para eso existen los “Comentarios”, pero que se curre un esquema, claro.

¡¡Por unas rotondas llenas de Cervatillos y Toretes Frustrados!!

 

Un beso.

sábado, 13 de agosto de 2011

Tienes visita

Karel salió a pasear por su ciudad. Estaba cansado. No había parado de trabajar en dos semanas. Empezaba una nueva temporada de balón-codo y había que prepararlo todo para que  la gente en sus casas pudiera disfrutar del deporte rey.

Además estaba La Visita. Desde que Karel se mudó a su nuevo barrio, años atrás, sabía de unos vecinos muy particulares. Eran una familia un tanto extraña que vivía apenas a tres bloques del suyo. No los conoció por casualidad, ni tampoco porque Karel tuviera un contacto directo con ellos, sino que fue siendo consciente de su presencia poco a poco.

¿Quiénes serían aquellos famosos vecinos de los que todo el mundo hablaba?

Karel no tuvo contacto directo con ellos durante años, pero aprendió muchas cosas de la familia Cano. No sabía cómo habían llegado a ser tan influyentes, ni le importaba lo más mínimo. Sin embargo, había descubierto que estaban en boca de todos en su pequeña-gran comunidad. Parecían estar metidos en cada negocio, en cada decisión que se tomaba en el barrio. Parecían estar metidos en todo. Pero la gente los respetaba.

Karel aceptó el hecho de que existían, y casi sin proponérselo, llegó a un acuerdo silencioso y privado con ellos. Lo hizo sin pensarlo, cómo se hacen las cosas cuando tienes otros asuntos más importantes que atender; como se quita uno los calcetines cuando se ha metido ya en la cama mientras piensa a qué hora tiene que poner el despertador.

Acordó íntimamente su particular pacto de no agresión. Si ellos no le molestaban, él los ignoraría. No los necesitaba para nada.

Repasaba tranquilamente este proceso de progresiva consciencia de los Cano durante sus primeros años en su nueva vecindad mientras paseaba por la calle de los teatros, siempre llena de almas a esas horas de la tarde. Se estaba haciendo de noche. El día llegaba a su fin y mañana era la Gran Cita.

Mientras se apresuraba calle arriba recordó también, esta vez más vívidamente, el primer contacto real que tuvo con la familia Cano, hacía apenas unas semanas, cuando abrió su buzón y encontró un sobre lacrado. Era un sobre muy bonito y elegante. Destilaba buen gusto. ¿Qué sería aquello? Como en casi todos los sobres, dentro estaba la respuesta:

“La familia Cano tiene el placer de anunciarle que usted ha sido honrado con la celebración en su hogar de nuestra próxima quedada de vecinos. Como usted ya sabrá, estas tradicionales quedadas son periódicamente organizadas por la familia Cano. Sólo iremos los buenos. Hablaremos, en su casa, de lo buenos que somos, de lo malos que son los demás, de lo que nos queremos, de que hay que quererse entre los buenos, pero también hay que querer a los malos, porque son malos y los odiamos, pero tenemos que decir que también los queremos. Ah, también hablaremos sobre si nos gusta o no su manera de tender la ropa, sobre si debe doblar los calzoncillos antes de meterlos en el cajón y sobre si su colchón necesita que le de la vuelta. Prepárenos una buena comilona. Ayudaremos con los gastos.”

Karel reflexionó sentado en su sofá. Era raro, muy raro, y se tendría que dejar una pasta en prepararlo todo al gusto de sus extravagantes vecinos, pero de alguna forma le halagó el hecho de haber sido elegido para ser el anfitrión de tan importante evento. Si decía que no, quizá la gente pensaría que no era de los buenos. Quería ser de los buenos, aunque en realidad nunca doblara los calzoncillos antes de guardarlos en el cajón.

Y ahora recordaba todo esto, mientras miraba la gran rotonda ajardinada, símbolo de su amada ciudad. Recordó que solamente faltaba un día para su curiosa reunión, para La Visita.

Recordó su pacto de no agresión. De repente se sintió sucio.

Siguió caminando y se metió en uno de los cientos de confesionarios que había repartidos por el parque.


viernes, 29 de julio de 2011

Conversando contigo V


- ¿Rajoy o Espe?

- “Sólo puede quedar uno”.

- Una buena frase para el trailer de una película: “Sólo puede quedar uno…”.


- Tío…

- ¿Qué?

- La frase ya es de una peli…

- Ah, ¿sí?

- Los inmortales.

- Ah, no la he visto.

- ¿No has visto los inmortales? Perdona, ya se que me lo has dicho, pero me sorprende.

- Bueno, he visto una escena. La del carrito cayendo por las escaleras.

- Tío…

- ¿Qué?




martes, 12 de julio de 2011

Pequeñas cajas

Pequeñas cajas en la urbanización,
pequeñas cajas hechas de cartón,
pequeñas cajas en la urbanización,
pequeñas cajas, iguales son.
Las hay verdes, las hay rosas,
son azules y de color marrón.
Todas ellas hechas de cartón,
Y todas ellas, iguales son.

Y la gente en sus casas,
todos fueron a la universidad,
donde fueron puestos en cajas,
y salieron todos igual.
Y hay doctores, y abogados,
inversores en la propiedad.
Y todos ellos, hechos de cartón,
y todos parecen igual.

Y todos juegan con sus palos de golf,
y todos beben sus cubatas de ron,
y todos ellos tienen hijos,
y los hijos preciosos son.
Y los niños van al cole,
y después a la universidad,
donde son metidos en cajas,
y salen todos igual.

Y los chicos juegan a trabajar,
se emparejan, se empiezan a casar,
y son puestos todos en cajas,
pequeñas cajas, todas igual.
Las hay verdes, las hay rosas,
son azules y de color marrón.
Todas ellas hechas de cartón,
Y todas ellas, iguales son.


sábado, 25 de junio de 2011

Conversando contigo IV

- El teletexto es un fallo en Matrix.

- Ya. Hay unos cuantos.

- En mi vida he pasado más de una tecnología. Nunca le he prestado la menor atención.

- Mira las bañeras.

- Ni siquiera cuando fue una tecnología novedosa. Aunque supongo que alguna utilidad tendría en su momento.

- Las bañeras están diseñadas específicamente para que te fosties. Sólo si las hicieran de hielo podrían deslizar más.

- Pero seguir utilizando el teletexto hoy en día es como si se siguieran vendiendo Spectrums. Y nadie
se da cuenta.

- Mira las bañeras.

- Que sí, las bañeras son un fallo en Mátrix, clarisimamente.

- Oye, ¿cómo registran un sketch los de Tricicle?

- Otro fallo en Matrix.

- Mira las bañeras.

jueves, 16 de junio de 2011

Indignados... ¿todos?

Todo el mundo condena la violencia de los 4 radicales que ayer arremetieron contra los diputados de la Generalitat en Barcelona.

De repente, todos los medios y sobre todo, todos los políticos están indignados.

Estoy de acuerdo con que hay que condenar la violencia. A mí tampoco me gusta. Pero, ¿cuál ha sido la reacción del movimiento del 15M? Se han reunido y han condenado la violencia igualmente. Se han desvinculado de los actos violentos. Han reflexionado, comprendido las causas de la indignación de la sociedad y la clase política, y han reaccionado en consecuencia, muy razonablemente, me parece a mí...

¿Qué coño han hecho los políticos con respecto a las peticiones del movimiento 15M?

Nada.

Los políticos se vuelcan en acusar al 15M de violentos, de haber "secuestrado" la democracia. Ni una palabra de reflexión.

No sólo hay que condenar la violencia. Señores, buscad las razones de dicha violencia, estudiadlo, habladlo, enviad un mensaje a la sociedad. No paséis de nosotros, hijos de puta, cabrones que asco medais ojalá en las próximaselecciones osvoteun1% de lagentey elresto os envíen suspapeletas llenasdemierdaavuestraputacasa aversireaccionáis.

Me indigno, me indigno y me indigno.

¿Justificar la violencia? Jamás. ¿Comprender sus motivos e intentar solucionar el problema? Obligatorio.

Un beso.
Carlos.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Conversando contigo III

- Me gusta tirar el rollo vacío de papel higiénico cuando se acaba.

- Lo tirarás al cubo del papel, ¿verdad?

- No, lo tiro al tambor de la lavadora.

- Podrías tirarlo por el trono; han desarrollado la tecnología.

- Ya, pero es que me gusta tirarlo al cubo del papel. Me gusta de disfrutar. Me llevo una alegría. Me gusta de placer. Me gusta de regocijar.

- Te estás haciendo más viejo.

- También me gustaba cuando sólo era viejo.

- Cambiemos de tema.

lunes, 2 de mayo de 2011

Dear Mr. President

Hola.

Nos levantamos hoy con la noticia de la muerte de Osama Bin Laden.

Primero creo que ha muerto de viejo o algo así, lo que viene a llamarse de muerte natural, y pienso, un hijo puta menos. La gente habla de “alegrarse de la muerte de alguien” como algo malo, como si eso se pudiera elegir. O te alegras o no te alegras. Tampoco le doy mucha importancia, la verdad.

Sigo leyendo y viendo la tele y me entero de que la muerte no ha sido muy natural y sí bastante artificial. El ejército de los Estados Unidos lo ha asesinado de un disparo en la cabeza en Paquistán.  Veo imágenes de celebración y júbilo en Nueva York… Aquí empiezo a interesarme más por la noticia, porque esto es diferente. Una cosa es alegrarse de la muerte de alguien (no puedes evitarlo) y otra cosa es provocar dicha muerte.

Mi cerebro se pone en modo auto y empiezo a analizar la situación. Prácticamente visualizo las opciones, las ramificaciones, las causas, las posibles consecuencias en mi cerebro. Y sin meditarlo demasiado, decido plasmarlo todo aquí. Claramente necesito más datos, más opiniones, mentes informadas.

Sale el presidente de USA por la tele diciendo que finalmente se ha hecho justicia. Al oir esto, siento el típico desasosiego que te araña las neuronas cuando algo no te encaja, cuando sabes que hay algo que tú piensas que no es exactamente lo que te están vendiendo…

Hay dos posibilidades: o USA está en guerra con Al Qaeda (sea lo que sea Al Qaeda) o no lo está.

Si no lo está, a mí me enseñaron de pequeño que asesinar a alguien, y más sin un juicio previo, es un delito.

Si lo está, obviamente, vale todo. Porque en las guerras, aunque nadie lo quiera admitir, vale todo. Entonces, veo la lógica en las acciones tomadas contra el líder de Al Qaeda.

Y otra duda que me asalta. Nosotros estamos más cerca de la posición de USA que de la posición de Al Qaeda. ¿Esto hace que España esté en guerra también? Es que no tenía esa sensación… pero quizá sea así, ¿no?

Siempre hemos tratado los atentados en nuestro país como ataques terroristas, y no como ataques de guerra. ¿Os imagináis lo que pasaría si, como respuesta a un atentado de ETA, nos ponemos a matar a los integrantes de ETA sin detención, sin juicio, sin nada? Se que a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez, incluso también a nuestros representantes políticos en el pasado, como todos sabemos.

La sed de venganza, o incluso una mal llamada “justicia” es normal. No quiero ni pensar en el sufrimiento de las víctimas de estos ataques. ¿Quién no comprendería su (nuestra) sed de venganza?

Pero analizando las consecuencias de nuestros propios actos, ¿es este el mejor camino? ¿De qué se trata al final? ¿De ganar o de vivir en paz? Creo que a partir de este ataque, se sucederán otros, que probablemente producirán víctimas en el “bando” occidental. Y después en el otro bando. Y luego en este, y después…  ¿Merece la pena?

A mí me habría gustado que se detuviera a Bin Laden y se le hubiera juzgado. Siento que esto sea considerado muy blando, pero es lo que pienso, y como diría mi amigo Cerrato, lo tenía que decir.

No para de venir a mi mente la famosa frase atribuida a Gandhi. “No hay camino para la paz; la paz es el camino”.

Me resigno a sentirme mal, aun cuando según muchos debería estar de celebración. Para mí esto es la constatación, una vez más, de que no estamos siguiendo el camino de la paz. Es triste, pero es así. Lo primero es asumirlo.

Obviamente, no me gustan los ataques terroristas. Pero tampoco me gustan las guerras. No me gustan.

Esta es mi opinión, que como el culo, todo el mundo tiene una.

Deberíamos empezar por informar a nuestros líderes de nuestra opinión, antes que nada. El mensaje de la canción de P!nk, que pongo a continuación, me parece válido para cualquier presidente, cualquier líder, de cualquier país, de cualquier religión.




¿Es esto muy ñoño, muy blandito? ¿Es esta petición equivocada porque los que no hemos sufrido de primera mano los ataques no comprendemos bien el sufrimiento de las víctimas? ¿O es, por el contrario una petición meditada, fuerte y valiente?

Yo sólo espero que algún día demos un volantazo, y nos desviemos al camino de la Paz. Ya está construído, y no estamos en él, pero no está lejos; desde aquí se ve. Sólo hace falta usarlo.

Besos.

viernes, 22 de abril de 2011

Conversando contigo II

- ¿Te acuerdas de lo que nos enseñaban siempre en el colegio? ¿Que dos líneas paralelas sólo se unen en el infinito?

- Obvio.


- ¿Obvio que te acuerdas u obvio que dos líneas paralelas se unen en el infinito?

- Que me acuerdo.


- ¿Por qué nos contarían tantas mentiras?

- ¿Te acuerdas cuando nos enseñaron que la virgen María era virgen?


- Obvio.

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Hola.

Llevo mucho tiempo sin escribir. Síntoma de que no me he aburrido demasiado durante estos últimos meses. Lo dejaremos en que es un buen dato, aunque a ratos he tenido mis dudas. Arriba y abajo. Cielos e infiernos. La vida.

Y después de esas frases que lo significan todo y que no significan nada, voy al tema,  mucho menos etéreo, mucho más prosaico.

Como españolito post-Franco he visto desarrollarse a España en muchas y variadas formas, pero ya desde que era pequeño me maravillaba sobremanera que cada vez que me abría la cabeza, cada vez que me salía un sarpullido, cada vez que tenía fiebre, mis padres me llevaban al médico y me trataba. Por aquel entonces no lo veía como un derecho. Quizá por la educación recibida, quizá no, siempre he tendido a pensar que los derechos hay que ganárselos de alguna forma. Tampoco sabía si me lo merecía o no, si mis padres pagaban por ello o no. No conocía, en definitiva, los entresijos de la Seguridad Social.

Sólo pensaba: “qué bueno; qué suerte”. No sabía que en realidad mis padres sí estaban pagando por ello. Cuando más adelante lo comprendí todo (o casi todo) me pareció que estaba bien. Sobretodo cuando comprendí que en otros países la situación era diferente. Siempre me pareció que el nuestro era el  mejor de los sistemas.

También comprendí que hay derechos que sí se tienen sin siquiera luchar por ellos, sin la necesidad de pagar por ellos, pero eso es otro tema. Me disperso. Sorry.

Volviendo a la Seguridad Social, me defino completa y tozudamente a favor. Es, sin duda, una  de esas ideas de las que llaman utópicas, que estamos intentando cumplir. Si no podemos hacerla plenamente real, al menos intentamos acercarnos. Yo, que suelo huir de patriotismos y nacionalismos (la autocrítica debería ser otra asignatura más en los planes de estudio), me enorgullezco de nuestro sistema sanitario.

Hasta aquí quería dejar clara mi posición ante este tema, porque a continuación, por supuesto, voy a hablar de algunas de sus flaquezas. Por supuesto, no son las flaquezas más importantes, sino las que yo he vivido de manera más intensa.

Flaqueza número 1: ¿por qué los médicos te siguen dando las recetas escritas a mano? ¿Es para hacerte sentir analfabeto, ya que no las puedes leer? Mi padre, hace poco, por un problema en un ojo, fue al médico. Le recetó un colirio. Fue a la farmacia, y lo compró. Una vez allí, le preguntó a la farmacéutica si lo que él había entendido en el papel garabateado por el doctor era correcto. “Señorita, ¿aquí pone que me eche una gota cada 2 horas, verdad?” La señorita, extrañada, miró el papel. “Parece que pone eso, sí, pero estas gotas son para administrarlas cada 24 horas…”. Mi padre podría haberse inundado el ojo con las putas gotas, sólo porque un médico no quiere usar el ordenador.

¿Tan difícil es imprimir las recetas? Se que esto ya se está haciendo. Bien por la SS. Pero os aseguro que todavía no se hace en el 100% de los casos… todo llegará.

Flaqueza número 2: hace poco me puse unas vacunas, y al terminar el médico me dijo que tenía que ponerme el recordatorio de una de ellas en 3 años, y de otras tantas en 10 años. Yo le miré, esperando que me explicara cómo coño iba yo a acordarme dentro de 10 años de que me tocaba ponerme las vacunas. Hubo un silencio. Después hubo otro silencio. Y todavía estoy esperando.

¿Tan difícil es hacer un sistema de avisos al móvil? Por dios, si lo hace hasta la ITV con el coche! Parafraseando a un compañero de trabajo, “panda de vagos!!!”.

Estas dos gilipolleces me enervan. Y no sigo con las listas de espera, las citas para mirarte un grano para dentro de 2 meses, los sueldos de los médicos, etc…, que todo el mundo conoce excepto, al parecer, Esperanza Aguirre, porque me sube la tensión, y no es plan.

Aunque a veces… pienso que nos pasamos. ¿Realmente estamos tan mal como para que ni siquiera tenga derecho a cabrearme por estas cosas?

Como dijo Victor Manuel un día por la tarde: “El egoísmo de los españoles es brutal. El nivel de exigencia que tenemos con el Gobierno, la Seguridad Social y el vecino no es comparable con lo que nos exigimos nosotros mismos.”

Hale, que cada viga sujete su cirio.


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